La Asamblea Nacional Popular de China abolió ayer el límite impuesto hasta ahora a los mandatos presidenciales, dejando vía libre para que el presidente Xi Jinping imponga su visión a largo plazo de una superpotencia mundial sometida al Partido Comunista.
Xi Jinping se convierte en el presidente chino con mayor poder desde hace al menos un cuarto de siglo y podrá permanecer a las riendas del gigante asiático más allá del término previsto de 2023.
Un total de 2.958 de los casi 3.000 delegados de la Asamblea Nacional Popular (ANP) aprobaron sin sorpresas la medida como parte de un paquete de reformas constitucionales. Sólo hubo dos votos en contra y tres abstenciones.
Hasta ahora los mandatos presidenciales estaban limitados a dos periodos de cinco años. Para modificar esta regla se necesitaba una mayoría de dos tercios.
La enmienda introduce también en la Constitución “el Pensamiento Xi Jinping” y, en su artículo primero, “el rol dirigente” del Partido Comunista Chino (PCC).
Esta disposición puede dejar entrever un recrudecimiento de la represión contra los opositores al régimen, que podrían ser acusados de ataque a la Constitución simplemente por criticar el control del PCC.
Desde que se pusiera al frente del PCC, a finales de 2012, y del Estado, a principios de 2013, Xi Jinping ha ido aumentando la autoridad del régimen.
Xi, heraldo del “gran renacimiento de la nación china”, busca encarnar frente a Occidente la revancha de una superpotencia moderna y respetada para 2050.
Pero sin conceder a cambio libertades individuales. Una ley reprime severamente la disidencia en internet y se han ordenado fuertes condenas contra defensores de los derechos humanos.
“Un nuevo tirano”
El límite de dos mandatos fue impuesto en la Constitución de 1982 por el líder de aquel momento, Deng Xiaoping, para evitar una vuelta al régimen dictatorial de la era Mao Zedong (1949-1976).
“Cuarenta y dos años más tarde, en la era de internet y de la globalización, surge en China un nuevo Gran Líder, un nuevo tirano al estilo de Mao”, denunció el disidente Hu Jia a la AFP, desde el sur del país, donde el régimen lo llevó de “vacaciones forzadas” durante la sesión de la ANP.